Más allá de
la violencia
Nadie duda en calificar a la violencia como aquel
comportamiento o actitud que está fuera de lo natural, convencional o justo y
que puede afectar a uno mismo o a los demás.
En países que funcionan dentro de pautas que pueden llamarse
de adecuado ordenamiento social las autoridades tratan de evitar los actos de
violencia aplicando leyes o disposiciones oficiales con la intención de ordenar
la convivencia para lo cual se ordenan las actividades de las fuerzas
policiales con la finalidad de individualizar a posibles infractores o
delincuentes, tratando siempre de mantener el orden basándose en que el
“derecho propio termina donde comienza el de los demás”. ¿Dónde y cómo se
originan los actos de violencia? Es fácil llegar a la conclusión de que los
mismos deben evitarse anticipadamente o resolverse, dentro del hombre mismo
antes de que se lleven a cabo en lugar de buscar castigos cada vez más severos.
La solución definitiva radica en la transformación individual y para ello el
camino a recorrer comienza con el accionar de una adecuada educación que
persiga la finalidad de hacer al ser humano inteligente, armónico, sensible y
equilibrado, lo cual parece ser la razón de nuestra existencia en la Tierra,
aunque resulte arduo pero no imposible reunir tales condiciones en su plenitud.
No se trata de insuflar a presión en los niños y en
los jóvenes conocimientos teóricos sino en tratar de que aprendan a discernir y
a ver las cosas y los hechos tal cual son y lo más valedero es encaminarlos en
el valioso recurso del autoconocimiento. Otro factor importante es despertar en
los estudiantes la propia sensibilidad a fin de que aprendan a ver y comprender todo lo que les
rodea para lo cual es necesario observar con detenimiento e imparcialidad. El
buen ejemplo que se recibe desde afuera es también un factor muy importante en
el cual está incluído todo el medio ambiente circundante. No resulta difícil
comprobar que los actos que están animados de buena voluntad y afecto tienen la
particularidad de expandir su influencia y multiplicarse y así lo podemos
valorar con el ejemplo que nos dejó el Mahatma Gandhi cuando liberó a la India
del colonialismo británico basándose sólo en su doctrina de la no-violencia.
No se puede dejar de reconocer la notable influencia
que produjo hace un poco más de dos mil años la aparición del precepto “amaos los unos a los otros” que es la
base sobre la cual se asienta la indivisible conexión de todos los seres
humanos entre sí, hecho que hoy más que nunca debe hacernos reflexionar merced
el incremento de la violencia que en pequeña y grande escala, en todos los
niveles vemos generarse en todo el mundo. En estos días en que los occidentales
conmemoramos una fecha muy significativa, cuando estemos frente al tradicional
arbolito de Navidad, reflexionemos sobre los hechos que se han venido
relatando, en los cuales todos estamos involucrados porque somos
indiscutiblemente parte de la humanidad.
Pedro S. Tavacca
L.E. 05.957.214
Te. 0341-4931669
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